Perú Perú Perú
Amorcito se fue a Perú. Vuelve mañana trayendo cuentos, imagenes, recuerdos. Se pone la remera de INKA KOLA que compró en Lima, se fotografía con ella y me envía esa imagen. Al rato nomás llega otra: una mesa llena de publicaciones de Vallejo. Vallejo en las paredes, Vallejo en la mesa. "Esta es para Carnero" me dice. Y claro, cuánto tiene de Vallejo Carnero y cuánto tiene de Perú Vallejo. Y cuánto ya tengo yo de todos ellos.
Y la remera de Inka Kola que compra para mí, la consigue en Trujillo hoy. Inka kola, Trujillo, el Abasto. Nuestro querido barrio del Abasto es tierra peruana en Buenos Aires, por excelencia. En los kioscos del Abasto uno puede conseguir la gaseosa peruana sí. Y claro, ahi ya también me traigo la memoria de "Los Trujillanitos". Tantas noches frias en las que valió la pena salir y atravesar esas cinco o seis cuadras mal iluminadas del barrio taura que tanto amamos, para llegar a Los Truji, a comer esas papas a la huancaina.
Y por supuesto, en el Abasto también me llegó la hora de conocer a Manuel. Todo un alto funcionario del Imperio Inca podria haber sido. Pero, nació en el siglo XX en Perú. Y en lugar de eso, entonces le tocó ser migrante a tierras argentinas, hacer de albañil y todo lo que saliera. Manuel inolvidable, uno agradecería ser nombrado por él, un guerrero del Inti Sol, arreglando la cocina.
Y claro que mi amigo Julio cae de maduro entre estas líneas. Mi amigo Julio, mi amigo errante, chino-peruano-carioca, con quien compartimos soledades, sueños, pensamientos y poesía, a través de ese mágico hilo de seda que fue la internet de los primeros tiempos. Desde mi monoambiente en Chacarita, yo conocí a partir de sus relatos, la increíble fusión de la cultura china con la peruana. Supe de su Cajamarca natal a través de una postal remota que todavía conservo. Por ese afecto que tejimos, esa Cajamarca que quizá conozca alguna vez, ya no me será de ningún modo extraña.
Perú Peru Perú
Cuanto de Perú en mí.
Y no te he pisado todavía
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