Epifanía
En nuestra primera noche en Granada, luego de una expedición nocturna y de una cena inolvidable. Luego de todos esos peldaños que voy subiendo, de la mano de lo celebratorio, de la mano del amor, encuentro esta epifanía: Estoy a salvo de la tragedia, ella no acecha detrás de la puerta de las cosas santas que me van encontrando. No está. No es el capítulo siguiente de este libro de lo bello que es mi vida hoy. Y si lo estuviera, no es en razón de esta dicha, vaya a saber en razón de qué, eso será siempre inabarcable.
Desamarro los lazos de una afirmación ancestral. Vivo. No hay más nada.
(1/3/2018)
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