En cuarentena

Hoy no revisé el pronóstico,
como en todos estos días
que llevamos
sin salir de casa.
La vecina intenta una canción
con su flauta, una vez más.
Mi hija se pintó los labios
de azul tornasolado,
ella que ama a los delfines
se los ha puesto en la boca
y están jugando.
Con sus labios anfibios me voy
de regreso a Carnaby en año nuevo.
Éramos muchos, moviéndonos
sin destino aparente,
como medusas y estrellas de mar,
gozantes, sin estridencias.
Es tarde, ya vuelven las cotorras
buscando refugio para la noche.



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